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Alexis Yebra arroja dos palabras al unísono que se ordenan creando un sentido que es metafórico y poético al mismo tiempo. “La escritura imposible” es la forma en la que él da nombre a un conjunto de operaciones que giran en torno a la redacción y la imagen, alrededor de la grafía y el vacío.

Lo imposible se refiere a aquello que está más allá de la capacidad de realización o ejecución, que no puede o no tiene la posibilidad de ocurrir dentro de los límites establecidos por las leyes naturales, la lógica o las circunstancias dadas. Es una condición que escapa a las posibilidades reales o factibles, siendo inalcanzable, irrealizable o contradictorio con las normas establecidas.

En “Notas para un poema” la escritura se hace posible pero lo que es inalcanzable es el contenido de lo que sugerentemente ostenta comunicar. La presencia de las tijeras -que es amenaza y materialidad al mismo tiempo- cumple el rol de hacer patente lo asequible, aquello que se puede poseer, utilizar y dominar.

En piezas como “Trou” -en francés ́agujero ́ o ́hueco- el trazo fino de la tinta en rojo y en negro, el trazo grueso translúcido de una letra “E”, están sostenidos sobre la base de un párrafo de un antiguo libro de gramática castellana en francés, que está invertido y a la vez tachado, por lo que su lectura está casi impedida. Sin embargo, su presencia no se encuentra anulada y todo ese conjunto de líneas y sentidos se fusionan en esa oquedad que es “Trou”.

“La escritura imposible” juega irónicamente también con las palabras y sus significados: los títulos de las obras oscilan entre proceder desde su sonido y fonética para evocar otro significado diferente al que le corresponde por definición, o aluden a frases populares o fluyen entre el castellano y el francés, aludiendo al vínculo que el artista tiene con Francia y los años allí vividos.

Yebra propone transitar en el intersticio entre lo dicho, lo escrito y lo comprendido. No olvida que la escritura es un sistema de representación gráfica, pero profundiza en la complejidad que supone desplazarse entre lo supuestamente unívoco y lo predominantemente subjetivo.

Cuando la elección del soporte de las obras pertenecen a viejas hojas de libros, fichas manuscritas de otros tiempos o simplemente a residuales papeles escritos anonimamente, hay una cita directa el “objet trouvé” de Marcel Duchamp, nombre con el identificaba -no inocemente- a los “ready made” en inglés, estableciendo un juego de necesidad complementaria entre las dos formas de llamar a éstas obras, en un idioma y el otro.

Alexis sabe todo esto, lo cita, lo usa y lo actualiza al poner en tensión la problemática aún irresoluble entre la comprensión de texto y la sensibilidad del análisis de las obras de arte.

Como artista decide sumergirse en este problema, que no busca una resolución, sino continuar indagando en la imposibilidad de comunicarlo todo.
Ese es el lugar de un creador que no va por el sendero de la certidumbre, sino que entiende que toda producción es un dilema que merece la pena ser abordado por el mero hecho de reflexionar en torno a él.

María Lightowler – curadora –